¿Existe algún vinculo entre las emociones y la alimentación?

Cerezas
Cerezas

Durante las diferentes etapas de nuestra vida, la nutrición y las emociones tienen una estrecha relación.

Antes de nacer

Desde antes de nuestro nacimiento, cuando aún somos unas células formándose, la alimentación de éstas depende de los recursos y de la biología de nuestra madre.

Cuando ya está formado el feto y durante el periodo de gestación, la alimentación es provista a través de los nutrientes que pasan por el cordón umbilical.

Después de  nacer

Una vez nacemos, nuestra primera alimentación será probablemente la leche del pecho materno o en su defecto la leche en polvo que será preparada por nuestra madre.

Cuando el bebe llora, muchas veces, se le ofrecerá el pecho o el biberón para asegurar que no se haya quedado con hambre. Aquí se puede establecer un vínculo entre el llorar o sentirnos con alguna carencia emocional y recibir alimento para consolarnos, alimento afectivo.

Después del pecho materno o leche en polvo, nuestra alimentación  será reemplazada por las primeras papillas, normalmente suministradas por nuestra madre.

En la infancia

Cuando ya podemos masticar, habitualmente seremos nutridos por nuestra madre o la persona que hace las funciones de alimentarnos.

Cuando somos niños y nos sentimos mal o lloramos, se nos puede dar una golosina o chocolatina para hacernos sentir mejor. Aquí también se puede establecer un vinculo entre me siento mal y recibo una recompensa alimenticia, asociándose me siento mal y recibo afecto/atención de la función materna.

Es así donde se puede observar la relación entre el afecto y la nutrición o alimentación.

De adulto

Cuando somos mayores y estamos estresados a algunos nos da por dejar de comer o comer en exceso para acallar esa ansiedad, tal y como aprendimos durante nuestro crecimiento.

Por eso cuando hay trastornos con la alimentación, debemos indagar en qué momento de nuestra vida han comenzado y ver la posible relación con la función materna de nutrir y alimentar. Sentirse abandonado, en peligro potencial permanente,  nadie puede darme de comer.

A pesar de que el alimento representa inconscientemente a la madre, es importante aclarar que esta función maternal de nutrir, no tiene porque ser la madre específicamente, dado que podría ser realizada en nuestra infancia por alguien que nos cuidó, tal vez una abuela/o, una tía/o, una hermana/o mayor, una niñera, cuidador/a o canguro. Normalmente está asociado a un rol femenino, pero hoy en día hay hombres que cotidianamente se encargan de dar el biberón, papillas, merienda o comida, en definitiva, es el rol materno de nutrir al que nos referimos. También podría ser una referencia por ejemplo a nuestra empresa o trabajo, que es, quien nos provee del salario con el que finalmente adquirimos los alimentos de nuestra nutrición.

Trastornos de la alimentación

En trastornos como la anorexia o la bulimia, hay que indagar cuando han empezado los síntomas, cual es la situación que se estaba dando con las funciones de nutrición/alimentación. En el caso de la anorexia, sería como un rechazo o distanciamiento a esa función de ser nutrido/afecto emocional, percibir la función maternal de nutrición como tóxica. En la bulimia sería el opuesto, falta de alimento o carencia afectiva, necesidad de más nutrición/afecto emocional.

En la naturaleza, la respuesta masculina es enfrentarse y para ello nos hacemos grandes ganando peso o hinchándonos como un escudo protector (como el gorila o el gato para atemorizar a su adversario). La respuesta femenina es adelgazar para huir más rápido o desaparecer.

El sobrepeso, entre muchas posibles causas, también se asocia a la sobre alimentación y a sentirse emocionalmente solo y abandonado, separado o desprotegido, agredido o en peligro, no ser visto o sentirse sobrecargado.  De ahí que se coja más peso involuntariamente al sentirse abandonado. Es una defensa biológica al sentirse abandonado el acumular peso, como las focas que tienen una capa de grasa muy ancha bajo su piel, como aislante térmico para aislarles del frío glacial o como los osos para aguantar mejor el periodo de hibernación, son mecanismos de protección frente al frío o de reservas energéticas en periodos de posible carencia. También hincharse es un mecanismo de protección contra agresiones o para parecer más grande y fuerte como hacen algunos animales en la naturaleza.

El sobrepeso puede deberse a retención de líquidos o acumulación de grasa. La parte del cuerpo donde se acumula el líquido o las grasas nos puede ayudar a comprender el sobrepeso.

Las personas con sobrepeso suelen tener sentimientos de miedo y se suelen sentir desprotegidas, en muchos casos suelen ser personas con carencias afectivas e insatisfacción sexual. La comida se convierte en un paliativo de su insatisfacción, del tipo que sea. El sobrepeso también lo favorece la soledad, el aburrimiento, la tristeza, el rechazo, un sentimiento de fracaso, la sensación de impotencia, y las ideas negativas.

Preguntarnos ¿Cuantos kilos queremos perder? nos puede ayudar a comprender el motivo inconsciente del sobrepeso. Restando el número de kilos a nuestra edad actual, nos puede llevar a la edad donde se dio una situación en la que nuestra biología comenzó a acumular líquidos o grasa a kilogramo por año como mecanismo de protección o reserva energética. Algunos ejemplos pueden ser:  cambios importantes como nacimiento o fallecimiento de hijos/familiares, inicio o fin de relaciones. El número de kilos de sobrepeso pueden indicarnos la edad o la relación del bloqueo.

Videos con ejemplos y explicaciones

Alimentación Conflictos de abandono, inconscientemente la función de madre.
Conflictos de alimentacion La función de madre – Conflicto de Abandono, Sobrepeso / Delgadez. Hasta minuto 24m00s
Obesidad, Sobrepeso
Obesidad, Sobrepreso Conflicto Silueta + Abandono.
Sobrepeso
Sobrepeso Explicación del síntoma
Sobrepeso Protección como el Gato o Abandono
Sobrepreso Conflicto SIlueta + Abandono.

Más ejemplos en la página vídeos.

«Empeñarse en eliminar el síntoma sin ningún intento de disolver la causa, de nada sirve; en el momento en que la fuerza de voluntad o la disciplina aflojan, el síntoma vuelve a aparecer.” Louise L. Hay